Ahora
lo habitual es ir a un centro de masajes y encontrar muchos tipos de técnicas,
entre ellas masajear los pies. Sin embargo hay que distinguir entre un masaje
de pies sin más y un tratamiento terapéutico a través de ellos. Y aquí se entra
en la reflexología podal.
Que
nos toquen los pies siempre va a ser bueno. Con la simple presión se activan
muchos puntos. Otro tema es hacerlo conscientemente, saber lo que se está
tocando y por qué.
La
terapia implica tener un buen conocimiento de anatomía del cuerpo completo. No
solo saber dónde están los órganos o cómo funcionan los distintos sistemas,
también se tiene que saber la función de cada uno, conocer las enfermedades y
las consecuencias de cada una tanto física como mental y emocionalmente.
Añadido
a todo esto, viene el conocimiento del pie en sí. Cada uno de los puntos que se
tratan es el reflejo de un órgano, glándula, etc. Eso no significa que esté
directamente conectado. En realidad tienen el mismo punto de recepción y
emisión de información en el cerebro: al tocar el punto reflejo del hígado, por
ejemplo, se recibe y se envía información al cerebro, la cual viene y va al
hígado.
Además,
se pueden tratar zonas doloridas del cuerpo sin tocarlas, puesto que se trabajan
los puntos reflejos en el pie. Casos como edemas, inflamaciones o mastitis.
Un reflexoterapeuta tiene conocimientos muy amplios de
anatomía (no solo podal), psicopatología y otras terapias complementarias como
masaje metamórfico, esencias florales, etc. Además, aunque se hagan recorridos,
se centran las sesiones en aquellas patologías o dolencias que sufre el
paciente conociendo todas las contraindicaciones en cada caso concreto.
A
tener muy en cuenta que la reflexología no se usa solo para curar sino también
para prevenir.
Podría
seguir hablando largo tiempo pero sobre todo esto hay mucha información por
internet.
¿En qué casos
específicos de la mujer se puede usar la Reflexología podal?
Salvo casos muy concretos, se puede usar la reflexología
tanto para mantener el bienestar de la persona, como para tratar todo tipo patologías
y problemáticas concretas o acompañar otros tratamientos.
-
Menstruaciones
dolorosas y/o irregulares: amenorrea, dismenorrea, menorragia, síndrome
premenstrual pronunciado…
-
Embarazo:
estreñimiento, hemorroides, retención de líquidos, acidez, cansancio, ciática,
dolor de espalda… (No recomiendo tratamiento durante las 12 primeras semanas de
embarazo)
-
Posparto:
agotamiento, mastitis, dolor de espalda, hemorroides, nerviosismo/ansiedad…
-
Menopausia:
para aliviar los síntomas y para acompañar el proceso de cambio de etapa de una
forma respetuosa y relajada.
¿Y la Reflexología en
bebés y primera infancia?
Los bebés e infantes son más sensibles a los tratamientos, a
lo que se añade que la reflexología podal nos posibilita el trabajar zonas
dolorosas, molestas o en fase aguda de dolor, sin tocarlas, solo mediante la
manipulación podal.
En este caso recomiendo que los padres aprendan a solventar
las problemáticas más frecuentes a través de talleres y sesiones específicas
con un terapeuta especializado. De esta manera siempre van a poder recurrir a
la reflexología estén donde estén y en el momento concreto en que se necesita.
Se trata de una manipulación sencilla puesto que los
movimientos que se aprenden son concretos y precisos, previamente estudiados y
comprobados. Y sobre todo es sorprendente el resultado que se obtiene.
¿Qué se puede tratar desde el nacimiento?
-
Cólicos
-
Problemas
intestinales: gases, estreñimiento, diarrea, malestar digestivo
-
Traumas
de nacimiento, estrés y ansiedad
-
Nerviosismo
-
Insomnio,
desajustes en los ciclos de día y noche
-
Afecciones
respiratorias, mucosidad
-
Procesos
inflamatorios
-
Procesos
de crecimiento (ayuda a relajar el organismo en procesos de cambios físicos
naturales)
-
Y
un largo etcétera
¿Todavía no habéis
probado la Reflexología Podal? Cualquier momento es bueno, es un regalo para
los pies y para el bienestar de todo el organismo.